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Los panqués de yogur del Black Cat Bones Café

Esto pasó súper rápido. De repente, ya es el post 666 de esta página y a veces releo mis recetas y me pregunto cómo se me ocurrió algo o de dónde lo saqué. Me pasa con muchas cosas de la vida cuando miro hacia atrás: «¿en qué momento?». Y ayer, como quería hablar de eso, decidí que el post de la Bestia sería la receta de los panqués de yogur del Black Cat Bones Café. Sí, por la forma de calavera.

Esta es una receta muy fácil que se puede hacer con niños. De hecho, la hacía con los niños que cuidaba hasta unos meses antes de conocer a mi exesposo. Me casé súper morrita con él, que era bastantes años más grande que yo. Como vivíamos en Francia y nos casamos en México, pedimos que no nos dieran regalos, pero si querían, podían darnos dinero. Unas semanas después de la boda le propuse sentarnos a decidir qué hacer con él.

Así supe que ya se lo estaba gastando. Tuvo esta idea de poner una editorial, Black Cat Bones, y ya estaba en marcha el diseño del primer libro. Tenía el nombre, el logo, el primer proyecto y jamás me preguntó si yo quería hacer otra cosa con nuestro dinero, que en su mayoría habían dado mis familiares.

El Black Cat

Pero pues, como les dije, estaba muy morrita y como lo admiraba pensaba que tenía razón. Así le entré con todas las ganas del mundo a ese proyecto. Con él llegaron el look de calacas, el punk, los gigposters, las galerías de arte. Dos años después decidimos mudarnos a México y publicamos otro libro en el que sólo me dio crédito como traductora, pero no dije nada porque ya era más de lo que me había mencionado en el primero. Vaya, ni en los agradecimientos.

Y cuando quise volver a ver para dónde íbamos con nuestros ahorros, me salió con que ya no quería la editorial, que íbamos a hacer otra cosa. Así propuse no dejarlo sino convertirlo en el Black Cat Bones Café, donde él podría encargarse de la galería y esas cosas que le interesaban y yo, ponerme a cocinar postres. Fue un proyecto increíble pero suyo. Suyo pero increíble. Y los panqués de yogur del Black Cat Bones Café estuvieron desde la primera carta porque yo no tenía ni remotamente la experiencia que tengo ahora cocinando y necesitaba postres muy muy fáciles de hacer.

De como después del divorcio volví a Puebla y al proyecto del café no quiero hablar. Pero un día compré unos moldes de calacas para los muffins de yogur y se volvieron uno de los postres representativos del lugar. A la Pola del pasado le hubiera gustado celebrar el post 666 con calacas. A esa Pola que se camuflaba en la personalidad de alguien más. Esa persona que ya no soy, pero que miro sin culpa ni arrepentimiento porque se convirtió en la persona que soy hoy a través de todo eso. Y qué mejor manera de compartirles esta receta y esta historia para ya darle carpetazo al asunto.

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