El gibson de The Queen’s Gambit
A pesar de ser puente quise publicar hoy porque ya ayer me la pasé echada viendo el futbol y no hay que ser. Y también me di el tiempo de regresar a Netflix para ver algo de qué platicar en el lunes de cine así que hoy les traigo el gibson de The Queen’s Gambit (Scott Frank, Allan Scott). Sí, ya sé que llegué un poquito tarde, perdón.
Elizabeth Harmon (Anya Taylor-Joy) se queda huérfana a los nueve años de edad y en el orfanato de niñas en donde aterriza se vuelve adicta a los tranquilizantes. Su refugio es jugar al ajedrez con el conserje en el sótano del edificio y pronto descubre que las drogas le permiten jugar juegos enteros en su mente. El juego se vuelve entonces predecible y fácil de controlar, lo que le causa también cierta adicción que va a llevarla muy lejos.
Más tarde, asistimos al vertiginoso ascenso de una heroína que me recuerda demasiado a Amélie Poulin en el mundo de los campeonatos profesionales de ajedrez, acompañada de su madre adoptiva Alma (Marielle Heller), que aunque no esté relacionada con ella biológicamente, lucha también con varias adicciones. Entre ellas, la de tomar casi en cada escena una o dos copas de gibson, que considera más sofisticado que el martini.
El gibson de The Queen’s Gambit
Las locaciones, maquillaje y sobre todo la moda de The Queen’s Gambit, sigue un poco el camino de series como Mad Men o Marvelous Mrs. Maisel: una mirada hacia otra época en su versión retocada y en drogas que resulta en un producto audiovisiual sobre todo hermoso. La serie es además divertida y lo suficientemente oscura, y se trata, a diferencia del artículo en LIFE sobre la prodigiosa Beth, de tratarse sólo sobre ser mujer.
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Ingredientes
- un poco de vermouth seco
- 6 oz de vodka helado
- 3 cebollitas en vinagre
Y se cocina así
- En una copa de martini muy fría, vierte un poco de vermouth, menea en movimientos circulares para que cubra todo el interior de la copa y tira el resto
- Llena la copa con el vodka muy frío
- Decora con las cebollas